El olor del vino fresco, el sonido del burbujear de un espumoso Cava, nos despertó los sentidos conectándonos con el maravilloso mundo de Villafranca del Penedés, la tierra del Cava, donde todo lo que se respira tiene denominación de origen.
Ahí estábamos nosotros, un grupo de colombianos mimetizándonos con el entorno, porque compartimos esas características, ya que somos como uno de esos vinos espumosos, protegidos y cultivados con métodos tradicionales, ¡Suena increíble pero es cierto! venimos de una tierra protegida y abrazada por culturas milenarias donde sus mejores burbujas musicales hacen que bailemos todo ese bagaje cultural tradicional de nuestra tierra.
Por ello brindamos con vinos espumosos, como la misma cumbia que nos transporta a la orilla de las burbujeantes olas del Caribe, en el fragor de u vino tinto que evoca el color de esos bailes afro colombianos donde los negros dibujan con su cuerpo el aletear de la pesca del Mapalé. Y entre bailes y ritmos ancestrales, vale la pena preguntarse si los sueños si cumplen y si este gran día del “sí quiero” hace parte de esa ensoñación.
En esta ocasión no me cabe duda de que es así, pues a pesar de la distancia uno de los días más importantes de esta colombiana, estuvo acompañado por el calor y el ritmo de sus recuerdos, por la magia de los bailes de su infancia y las tonadas inolvidables de su juventud.