DAX: El San Fermín Francés - Sentimiento Cimarrón - Compañia de danza en Barcelona

DAX: El San Fermín Francés

 

Por: Omar Hernández Sánchez


En estos tiempos de crisis solo queda mirar hacia atrás y recordar todo lo vivido, para evadir la incertidumbre del futuro; no hay persona en el mundo que en estos momentos no haya devuelto la película de su vida y haya puesto en juicio si los tiempos pasados fueron mejores ¡claro que fueron mejores! no vivíamos con la incertidumbre de exponer la vida de los demás y la propia en cualquier momento.

Así fue que en uno de los años del señor en este siglo, treinta y cinco bailarines y músicos empezaron la mejor aventura de sus vidas, sentirse útiles para un país y a su vez ser los protagonistas de la historia del mismo, pero ante todo el gusto de sentirse colombianos de primera, y no unos exiliados por ocasión y nunca mejor dicho por la situación reinante en su origen natal.

 
 
 

Suenan los clarines, suenan las fanfarrias y se respira en el ambiente alegría y fiesta, bellas mujeres vestidas de impoluto blanco con bellas cabelleras rubias resaltadas por un brillante pañuelo rojo, ya se veía feria, ya escuchaba música, los hombres a juego con sus parejas como si de una comparsa humana nos indicara que serían varios días de emoción y desparpajo; nuestros corazones latían más que lo normal, estábamos invitados a un país diferente donde seríamos los portadores de una bandera de alegría y cultura, con ritmos exóticos y pegadizos con unos vestuarios que mostraban la nobleza de un país caribeño, donde el sombrero vueltiao y las faldas polleras son como la bandera nacional.

Muchas expectativas y miedos llevábamos, nuestro traje típico lleva una bella mochila tejida en yute por las manos humildes de los campesinos y campesinas de las diferentes partes del país, ahí cargamos lo necesario, nuestros refrigerios las cosas importantes para desarrollar nuestra labor, pero para este grupo de colombianos convertidos por las circunstancias en embajadores de un país, llevábamos además una carga más grande que nosotros juntos, la marca de un país en guerra y azotados por los peores flagelos que pueden azotar una nación , violencia, narcotráfico, guerrilla, paramilitares, delincuencia común, pero la peor de todas una clase política corrupta que no permitía que el país encontrara una salida.

 
 
 
 
 

Nuestros temores eran infundados somos lo que somos, no lo que quieren los demás que seamos, por donde pasamos nos saludaban nos aplaudían, fotografiaban con una alegría y amabilidad que nos dejó abismados, la palabra L COLUMBIE era la palabra del día y además nuestra bebida energética, respirábamos Colombia, olíamos a Colombia, éramos Colombia todo gracias a un Florián Virgili un productor francés que confió en nosotros, que hoy en día se siente muy colombiano y que sin querer queriendo ese día 13 agosto en la noche nos puso de la mano en la puerta del toril en la plaza monumental de DAX (Francia)y nos dio la alternativa.

SONARON LOS CLARINES ……… y esta vez muy fuerte -Treinta y cinco corazones erguidos de emociones, pletóricos de ser un país lleno de cultura y de alegría, rompiendo barreras, rompiendo moldes pero ante todo con la cabeza en alto con la humildad del colombiano de a pie que sale a buscar lo mejor para su familia, aquí en la puerta del toril empezó nuestra aventura por muchas partes del mundo; SONÓ EL CLARIN…. Y UN GRITO INUNDÓ LA PLAZA

 

L COLOMBIE, sonó la flauta de millo, retumbaron las tamboras, el llamador nos invitó a salir, como era de esperarse el pabellón nacional, nuestra gloriosa bandera sale al ritmo de la música contoneándose por todo el ruedo de plaza, dándole la bienvenida a los bailarines y músicos que animaran la fiesta, gritos, pañuelos y aplausos reventaron de esa multitud que se vio hipnotizada por la grandeza de sus ritmos por el colorido de sus trajes por la majestuosa coreografía de sus bailes , pero ante todo por la calidez de su música que en pocos compases muestra la valía de ser colombiano.

Hoy miramos atrás y recordamos el día que dejamos los mitos y emprendimos la tarea de ser los embajadores culturales de nuestro país, mostrando que nuestra música y baile son las banderas más grandes para la PAZ.

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Por: Omar Hernández Sánchez






En estos tiempos de crisis solo queda mirar hacia atrás y recordar todo lo vivido, para evadir la incertidumbre del futuro; no hay persona en el mundo que en estos momentos no haya devuelto la película de su vida y haya puesto en juicio si los tiempos pasados fueron mejores ¡claro que fueron mejores! no vivíamos con la incertidumbre de exponer la vida de los demás y la propia en cualquier momento.



Así fue que en uno de los años del señor en este siglo, treinta y cinco bailarines y músicos empezaron la mejor aventura de sus vidas, sentirse útiles para un país y a su vez ser los protagonistas de la historia del mismo, pero ante todo el gusto de sentirse colombianos de primera, y no unos exiliados por ocasión y nunca mejor dicho por la situación reinante en su origen natal.
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Suenan los clarines, suenan las fanfarrias y se respira en el ambiente alegría y fiesta, bellas mujeres vestidas de impoluto blanco con bellas cabelleras rubias resaltadas por un brillante pañuelo rojo, ya se veía feria, ya escuchaba música, los hombres a juego con sus parejas como si de una comparsa humana nos indicara que serían varios días de emoción y desparpajo; nuestros corazones latían más que lo normal, estábamos invitados a un país diferente donde seríamos los portadores de una bandera de alegría y cultura, con ritmos exóticos y pegadizos con unos vestuarios que mostraban la nobleza de un país caribeño, donde el sombrero vueltiao y las faldas polleras son como la bandera nacional.

Muchas expectativas y miedos llevábamos, nuestro traje típico lleva una bella mochila tejida en yute por las manos humildes de los campesinos y campesinas de las diferentes partes del país, ahí cargamos lo necesario, nuestros refrigerios las cosas importantes para desarrollar nuestra labor, pero para este grupo de colombianos convertidos por las circunstancias en embajadores de un país, llevábamos además una carga más grande que nosotros juntos, la marca de un país en guerra y azotados por los peores flagelos que pueden azotar una nación , violencia, narcotráfico, guerrilla, paramilitares, delincuencia común, pero la peor de todas una clase política corrupta que no permitía que el país encontrara una salida.
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Nuestros temores eran infundados somos lo que somos, no lo que quieren los demás que seamos, por donde pasamos nos saludaban nos aplaudían, fotografiaban con una alegría y amabilidad que nos dejó abismados, la palabra L COLUMBIE era la palabra del día y además nuestra bebida energética, respirábamos Colombia, olíamos a Colombia, éramos Colombia todo gracias a un Florián Virgili un productor francés que confió en nosotros, que hoy en día se siente muy colombiano y que sin querer queriendo ese día 13 agosto en la noche nos puso de la mano en la puerta del toril en la plaza monumental de DAX (Francia)y nos dio la alternativa.



SONARON LOS CLARINES ……… y esta vez muy fuerte -Treinta y cinco corazones erguidos de emociones, pletóricos de ser un país lleno de cultura y de alegría, rompiendo barreras, rompiendo moldes pero ante todo con la cabeza en alto con la humildad del colombiano de a pie que sale a buscar lo mejor para su familia, aquí en la puerta del toril empezó nuestra aventura por muchas partes del mundo; SONÓ EL CLARIN…. Y UN GRITO INUNDÓ LA PLAZA
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sentimiento cimarron baile dax francia 6
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L COLOMBIE, sonó la flauta de millo, retumbaron las tamboras, el llamador nos invitó a salir, como era de esperarse el pabellón nacional, nuestra gloriosa bandera sale al ritmo de la música contoneándose por todo el ruedo de plaza, dándole la bienvenida a los bailarines y músicos que animaran la fiesta, gritos, pañuelos y aplausos reventaron de esa multitud que se vio hipnotizada por la grandeza de sus ritmos por el colorido de sus trajes por la majestuosa coreografía de sus bailes , pero ante todo por la calidez de su música que en pocos compases muestra la valía de ser colombiano.

Hoy miramos atrás y recordamos el día que dejamos los mitos y emprendimos la tarea de ser los embajadores culturales de nuestro país, mostrando que nuestra música y baile son las banderas más grandes para la PAZ.


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